El artículo defiende la figura de Hitler como un genio brillante, tanto en el ámbito militar como en el político-económico. Se opone a la idea de que fue un 'tarado' y un inútil, y destaca su fortaleza física y su potencia espiritual. Se afirma que fue el mayor genio militar de Europa después de Napoleón y que logró proporcionar a su país eficacia política, espíritu de solidaridad y prosperidad económica durante su mandato.